lunes, 23 de marzo de 2009

La ursaonense María José Aguilar publica un libro sobre la novelística de Justo Vila para su tesis doctoral

La ursaonense María José Aguilar Orozco, maestra, con doble licenciatura en Filología Hispánica y Francesa, se sintió fascinada al leer 'La agonía del búho chico'. Le gustó tanto la obra con la que Justo Vila iniciase su carrera novelística, que ha seguido muy de cerca la producción literaria del extremeño, decidiéndose por él a la hora de escribir su tesis doctoral. Esa investigación es el origen de este trabajo, un volumen de casi cuatrocientas páginas, que la editorial Los Libros del Oeste edita con reconocido gusto. ‘Aspectos espaciales en la novelística de Justo Vila’ acota sus análisis refiriéndose fundamentalmente al «estudio del espacio ideológico», según se subtitula y sólo abarca las tres primeras novelas del autor: la antes citada (Del Oeste Ediciones, 1994), 'Siempre, algún día' (Tusquets, 1998) y 'La memoria del gallo' (Del Oeste Ediciones, 2001), que también han sido publicadas como una trilogía (Indugrafic, 2006), no sin razones, dado el bien perceptible aire de familia que entre las mismas existe. Al margen ha quedado la última, 'Lunas de agosto' (Del Oeste Ediciones, 2006), a la que sólo se hacen muy leves alusiones. De las obras no ficcionales de Vila, se tienen en cuenta las de carácter histórico: 'Siete días en libertad' (Universitas, 1982), 'Extremadura: la guerra civil' (Universitas, 1983) y 'La guerrilla antifranquista en Extremadura' (Universitas, 1986), cuyas aportaciones tan útiles le han sido al escritor para componer las novelas aquí consideradas. La parte inicial del estudio es propedéutica y tal vez podría haberse resumido, aliviándole el denso aparataje metodológico. Se establecen las estrategias seguidas en la investigación, que aboga por la importancia del «espacio» en las reflexiones literarias, tradicionalmente mucho más proclives hacia el «tiempo». No obstante, la autora se inclina por la conjunción de ambas categorías, según la propuesta del semiótico ruso Mijail Batjin, recogida en el feliz término «cronotopo». La doctora Aguilar proclama sus deudas con la semiótica pragmática y la hermenéutica fenomenológica a la hora de fijar la «estética de la recepción» que se propone seguir. Por lo que al enfoque topográfico se refiere, no lo entenderá exclusivamente en su alcance local o geográfico, sino también en los que se consideran áreas o espacios antropocéntricos, operativos, simbólicos, comportamentales o sociológicos. En realidad, lo que efectúa es un análisis ideológico de la narrativa viliana (aceptemos el neologismo), fácilmente perceptibles por los lectores, con clara preferencia frente a los aspectos estilísticos de la misma, aunque éstos no falten.

Según las conclusiones de la estudiosa, Justo Vila aparece como lo que ya era bien conocido: un autor que, sin descuidar las instancias formales de su escritura, es el novelista preocupado por dar voz a los que no la tienen y rescatar del olvido la memoria de las muy dolorosas situaciones sufridas por la gente humilde, cuyas justas reivindicaciones y sueños utópicos han caído una y otra vez ante la represión de las clases más fuertes. Sus novelas, situadas todas en pequeñas poblaciones rurales de Extremadura, recogen los trozos más sangrantes de la historia contemporánea y, si utilizan con generosidad abundantes recursos del paisaje, el habla, la fauna, la flora, la etnografía y el imaginario colectivo de la región, no son en modo alguno obras locales. «Su aportación fundamental a la novelística extremeña, al panorama de la novela española, es su arte al novelar el agro del Sur, desde un magistral tratamiento de los rasgos identitarios de lo extremeño que, alejado de tópicos costumbristas, logra su valor estético por la densidad lírica que otorga a sucesos históricos no novelados hasta el momento», concluye María José Aguilar.


Fuente: Hoy.es